martes, 15 de mayo de 2007

De que hablamos cuando hablamos de bikes?


Ufff! las bicis...otra de las cositas que arrastro desde siempre. Para llegar hasta donde estamos acá arriba pasó, no solo tiempo, sino también cosas diversas en el medio que me hicieron abrazar la bici como parte de mis huesos...nunca conciente de que era tan así, hasta que miro para atrás.
Atrás atrás queda la bicicletita azul que aguantó que todos mis amiguitos de la cuadra y más allá aprendieran a andar en ella, así fué que quedo defenestrada la pobre. En el momento menos pensado mi viejo caia con la obligatoria rodado 20-plegable-con parrilla, conocidas con el genérico de Aurorita, pero la mía en particular se llamaba Mini Gala (¿!?). Era hermosa para mis ojos de niño, si hasta le quedaba bien el banderín de feliz poseedor del rodado nuevo...con el tiempo se convirtió en el transporte obligatorio de mis andanzas de compañeros de primaria. Experimentó los cambios estéticos de rigor: con cintas en los puños, con cintas en las ruedas, con cucharitas de helado, con bombitas para que haga "ruido a moto", con el manubrio totalmente invertido hacia abajo para hacerla de carrera, sin parrilla, sin guardabarros, con lamparitas "mamadera" de una sola pila grande, con goma trasera con tacos...
Era imprescindible la bici, era el pasaje a la independencia que te permitía ir lejos hasta lo de algún amigo, sin riesgo a los límites de tiempo, porque en tres pedaleadas estabas en casa de nuevo. Además, pasar por la casa de la minita codiciada era más fácil en bici que delatarse caminando por la vereda de enfrente, sumale el valor agregado de pasar en el rodado propio con posibilidad de transporte de pasajera en la parrilla trasera (sentadita de costado si era una lady, parada en la parrilla si era una india).
Cuando empecé la secundaria acá en el Oeste, la usaba para moverme a taller o a gimnasia, no había gran riesgo de que te la roben, lo máximo que podía pasar era que te la escondan, que te la tiren a la fosa del patio del taller, o que la pasen por arriba de una puerta trabada de algun baño clausurado por tapado, con el asco consiguiente al sacarla.
Los sábados a la tarde nos juntabamos a pedalear hacia el parque, al Cerro de la Gloria o a los caminitos del acceso este. En esa época mi humilde R20 estaba bastante baqueteada, pero un día mi tío Victor me convenció de requintarla, como decía él.
Largas horas de lija en el patio de su casa, unas soldaduras de refuerzo en el cuadro, una horquilla cromada rodado 24, guardabarros cromados y pintura en aerosol negra dieron como fruto a una de las bicis mas bonitas que tuve en mi vida.
En una de mis tantísimas ratas al cole con el Negro Adriazola, como era costumbre entrábamos a un cine a ver lo que caiga, lo que la edad permitiera. Así caímos a ver una pelicula que se llamaba "Cutters", traducida acá (con esas traducciones insostenibles) como "Los muchachos del verano". La peli iba de un grupo de pibes, cuatro amigos, típicos marginados del pueblo que acoge una gran universidad, en donde uno de ellos era fanático del ciclismo, adoraba a los ciclístas europeos, a tal punto de hacerse pasar por italiano el chabón...no voy a contarla toda, no desesperar...La cuestión que salí flasheado con las bicis de ruta y de pista, así que no paré hasta vender la mía para pasarme a las ligas mayores.
Así anduvimos, nuevamente con Víctor a la cabeza, buscando bicis usadas en las compraventas, cuadros o lo que pinte. Apareció un cuadrito hermoso, verde brillante que Vic me compró con mis ahorros y poniendo él la diferencia para transformarlo en bicicleta. En un fín de semana la armamos y el domingo para probarla tuve un inconveniente con los pedales...tuvo que esperar el debut, pero ya tenía 15 años y una bici de adulto...estábamos creciendo a pasos agigantados.
Esta verdecita pasó por muchos estados: con frenos, sin frenos y con piñon fijo, sólo freno adelante; después le cambié el color, la pinté blanca y sobre el blanco un degradé del rojo al amarillo pintado a manísimo.
Pedaleaba como un loco, iba al cole en ella, pedaleaba de noche por la costanera, desde el acuario hasta el avión, girábamos con el Negro a la manzana de mi casa haciendo postas a las 12 de la noche en pleno verano...
La vendí para comprar mi primer moto (otras "bikes" de las que ya hablaré), un año y medio después vendía la moto para recuperar mi bici.
Viaje a Córdoba para probar vivir allá, cerca de los viejos, y allá me acompaño un bulto compuesto por un cuadro nuevo, y un par de cosas más para armarla. Con mucho sacrificio, sacando plata de donde no tenía logré terminar de armarla.
Acá viene una parte donde te digo que me agarro de la bici para distraerme de otras cosas. Córdoba fue una etapa particular de mi vida: o la pasaba muy bien o la pasaba muy mal. La bici por casualidad me empezo a llevar a hacer otra actividad, y de a poco me copé y empecé a pedalear mas y mas. Conocí a Oscar, típico ciclista devenido bicicletero, me enganché con su grupo, saliamos a rodar los fines de semana, conocí lugarse copadísimos para pedalear, cambié de ámbito y de costumbres, me volví un enfermito de la bici, de su cuidado y de estar mejorandola constantemente.
Todo duró hasta que decidí dejar Córdoba, a casi cuatro años de haber llegado. Y con mi partida, también partió la bici, mi Miranda - Sáez violetita. Empezaba 1991 y todo volvía al principio...esta historia continuará.

2 comentarios:

Richard dijo...

PIT REALMENTE ESPECTACULAR - ME QUEDÉ CON GANAS DE LEER MÁS, ESPERO LAS 2DAS PARTES, Y TODAS LAS QUE HAGAN FALTA, PORQUE EN EL FONDO, EN LAS BICIS ESTO REPRESENTA UN POQUITO LAS HISTORIAS DE TODOS NOS. (LOS VAGOS QUE NO ESCRIBIMOS).

UN ABRAZO Y ESPERO TU PUBLICACION SOBRE MODELISMO Y AVIACION EN GRAL...

RICHARD

pit dijo...

Gracias por el aguante Richard (by the way...viste que Pablito se compró una SID?) Como decía en alguna parte de esto, la cuestión es empezar, vaya uno a saber para donde dervia esto, y de ser así seguro habrá espacio para aviones de verdad y de los otros...hasta para escribir sobre la conspiración de Estados Unidos, la Ford y su modelo Del Rey que terminó con un gobierno democrático en un pequeño país de América Latina!