jueves, 10 de junio de 2010

Dime que cine viste de chico y te diré quién eres

Quién no tiene una/s película/s que no se va a olvidar nunca por haberla visto de adolescente? No es una cuestión de memoria, es una cuestión de rastro genético casi te diría...Algunas de las que me acuerdo y porque me acuerdo de ellas, a continuación:

La anteriormente mencionada Skateboard (George Gage, 1978, USA) Recién había llegado a Mendoza, era un paria en busca de un rumbo. Lo encontré viendo esta peli, una verdadera epifanía, sobre todo para alguien a quien no le gusta el fútbol, deporte integrador si los hay...No me bajé de la tabla con ruedas hasta que el rock y la edad me pesaran lo suficiente.

En mi afán por empezar una vida social digna, en un lugar en donde no conocía a nadie, invité al hijo de un amigo de mis tíos al cine... nunca apareció. Pero entré a ver la peli sólo, una costumbre que atesoraría más adelante, de más grande y que por ahí extraño, porque es raro ir al cine sólo en estos días. Le película de ese momento fue: Close encounters of the third kind (Steven Spielberg, 1977, USA)

A no reirse: el cine fue refugio para las rateadas cuando cursaba el tercer año de la secundaria. La película era accesoria, veíamos cualquiera. Pero algunas veces la rata era especialmente para ver una película determinada. El caso de Adios cigüeña adios (Manuel Summers, España, 1973) apunta a eso: nos hicimos la rata para ver esta. Porque? ni idea, tal vez porque era una historia adolescente que de alguna manera nos identificaba: primeros amores, la camaradería sin concesiones de la adolescencia, que se yo...Cabe decir que era el cine al que teníamos acceso durante la dictadura (pelicula española con casi diez años de estrenada!) y además tuvo una secuela El niño es nuestro, la cual fuimos a ver, por supuesto!

Ver cine en esos días implicaba sortear algunos obstáculos, como por ejemplo las prohibiciones: eran o prohibidas para menores de 14 o para menores de 18. Y las que queríamos ver eran las de 18. Gracias a que vivimos en este país, poníamos la cara más grande que teníamos, nos parabamos derecho y con soltura sacábamos la entrada. Si todo esto servía y no te pedían los documentos, entrabas a ver, por ejemplo Mad Max (Geroge Miller, Australia, 1979) y su secuela inmediata Mad Max II (George Miller, Australia, 1981) o el combo de ambas, ya
que en esa época te pasaban dos pelis juntas.

Ahora bien, dicha prohibición funcionaba más bien de forma caprichosa, o vaya a saber con que criterio, ya que, con tiernos quince fuí a ver Alien (Ridley Scott, 1979, UK) o Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1980, USA) De más esta decir que son dos pelis que atesoro en mi recuerdo cinéfilo desde siempre.

El rock también tuvo su lugarcito en el cine, a pesar de que no había mucho que llegara a Mendoza de los ochentas, pero si vimos con mas expectativas que otra cosa Kiss contra los fantasmas (??, 1981) los Kiss salvan un parque de diversiones de las manos de un cientifico loco, el Dr. Devereaux, que esgrime unos cyborgs replica de ellos mismos!, con un final agregado de los clips de Shout it out loud y Sure know something. También tuvimos Stones con Let´s spend the night togheter (Hal Ashby, 1983, USA) y por supuesto The Wall (Alan Parker, 1982, UK) la que ya conocíamos musicalmente por el disco homónimo. Ir a verla fue como ir a un recital: sacamos la entrada antes e hicimos cola en la puerta del cine durante varias horas, cercados por la policia, obviamente, o sea: todo el formato concierto para ver una película. La ví siete veces seguidas! y pensar que me preguntaba porque Lu fue a ver Avatar cuatro veces...

También vimos BARock (Héctor Olivera, 1983, Argentina) que la pasaron junto con Rock hasta que se ponga el sol (Aníbal Uset, 1973, Argentina). Ambas documentaban festivales de rock nacional pero en dos épocas completamente distintas: los setentas en democracia y los ochentas en dictadura pero con una inminente salida democrática, que momento, no?

Cine nacional aparte, la mención obligada para pelis como Los chicos de la guerra (Bebe Kamin, 1984, Argentina) o las peliculas del nuevo cine argentino, que rayaban con la realidad violenta de esos días, una de ejemplo fue No habrá mas penas ni olvido (Héctor Olivera, 1983, Argentina) y que marcaban el contraste de las pelis del stablishment militar como Expertos en Pinchazos, Rambito y Rambón o las de Palito Ortega.

Comentarios y sugerencias serán incluídas en próximas entradas, lo prometo.

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