lunes, 22 de junio de 2009

Historietas


Desde muy chico leía todo lo que podía. Mis padres contribuyeron con esa avidez lectora con la compra de cuanta revista infantil pudiera leer. Pero también recuerdo que mi abuelo era un gran lector, y es un referente que hoy viene a mi mente sin dudarlo cuando pienso en la lectura. En la casa de mi abuela atesoraba cajas con revistas, la mayoría historietas: leía las de Dante Quinterno: Patoruzú, Patoruzito e Isidoro Cañones, historietas de la editorial Novaro, una editorial mejicana que publicaba clásicas de EE UU, como las de Disney, o Archie, la pequeña Lulú, etc. Pero también me acuerdo que habían algunas de industria nacional que eran de muy buena calidad de dibujo, y que me llamaban la atención: una de ellas era una que se llamaba Fitito (si...así) que era sobre un pibe que corría carreras de auto...en un 600 superrrecontratuneado, tenía unos dibujos muy buenos, y yo ya empezaba a fijarme en esas cosas. También me acuerdo de unas tiras que publicaba Billiken de un personaje que se llamaba Michel Valliant, que era piloto de cazas algunas veces, otras piloto de autos...también los dibujos eran buenísimos, com mucho detalle en las máquinas, y eso me encantaba. Con el paso del tiempo empecé a buscar otras cosas, y empecé a leer historietas para más grandes: Las revistas El Tony, D'artagnan, Intervalo y mas tarde Skorpio, que era la que mejores historietistas tenía: Juan Giménez, Oesterheld, Trillo, Mandrafina, los Breccia, Soláno López, Hugo Pratt...en esa época copiaba mucho los dibujos, por ahi también enganchaba las Satiricón, Hortensia o Humo® que compraban mis viejos y ahi estaban Cascioli, Cognini, Crist, Sabat, y el fantástico negro Fontanarrosa. También, como no, me nutrí de Mafalda, primero de verla en las revistas Siete Días, y después le pedía a mi vieja que me comprara los libritos. Así también conocía a Inodoro Pereyra y a Boogie el Aceitoso, personajes que llevo siempre en mi memoria como brillantes en dibujo y guión, insuperables. De adolescente me llegaron las primeras comics de afuera, españolas, con algo de dibujo de franceses o de argentinos que vivian allá, y cuando tenía 20 años aparece la Fierro. Por ese entonces sabía positivamente que mi vida estaría ligada a dibujo, de alguna manera u otra. Con Fierro terminé de redondear mi gusto por la historieta y la ilustración, devoraba sus páginas y reproducía cuanto dibujo podía, cuanto personaje me llamaba la atención. Cuando me fuí a vivir a Córdoba tuve la suerte de trabajar para un historietista, tan grande que no podía abarcar su verdadera dimensión, y hoy lo siento, por no haber podido aprovechar más esa compañia, envidiable sin dudas. Se trataba de Victor Hugo Arias, que incursionó en la historieta argentina desde los días de Hora Cero, vivió entre Londres y Milán dibujando para la DC comics británica y la Lancio italiana, y volvió a su amada Córdoba para seguir trabajando desde allí. Estuve con él durante 8 meses y aprendí un montón, pero la necesidad de procurarme otro trabajo mejor redituado (estudiante sólo en ciudad enorme...) me hizo alejarme de ese maravilloso mundo. Seguí con mis propios trabajos y continuaba atesorando revistas y comic books, libros de ilustración y de ilustradores, hasta que la vida me pasó por encima, perdí de vista todo lo relacionado con el dibujo por placer, por el hecho de simplemente dibujar. Seguí, y sigo dibujando cada vez que boceto una marca, un aviso, pero me gustaría poder dibujar más, tener tiempo a sentarme aunque sea a copiar un dibujo de una revista. Hoy, hace días, descubrí unos comic books de autores argentinos, de los cuales ya me hice de un par, y estoy dispuesto a retomar un poco este maravilloso mundo, hoy ya olvidado, ya que no se produce más comics como en los 60, 70 u 80s. La historieta, hoy lo digo, es parte de mi vida, y me alegro reencontrarme, cada tanto, un poquito con ella. Y a veces, casi sin querer, agarro una birome y empiezo a rayonear, bosquejando como al descuido la silueta de un avión, como cuando tenía diez, quince, veinte, y la verdad, me encanta...

2 comentarios:

bernigonzalez dijo...

Es vital seguir dibujando por placer, por el sólo hecho de sacar algo, es como seguir respirando un poco de libertad...

pit dijo...

Buenísimo, si, realmente uno debiera obligarse a hacerse el tiempo para estas cosas, como tambien para leer, o para...que se yo, tantas cosas. El problema es que son días sin tiempo, pareciera...
Un abrazo.