martes, 12 de junio de 2007

Se gesta Arzak


En el verano del ´86 retomé el contacto sólo interrumpido por unos meses con los chicos de San José. El proyecto de la banda se había hundido, el Melena se fué por su lado y Danger Elvira partió para fundar Perro Negro junto a los hermanitos Corvalán. Nunca hablamos sobre el pasado, yo nunca supe bien que pasó en esos tres o cuatro mese que no nos vimos. La cosa es que estabamos juntos, como al principio, Tato, Fer y yo. El nuevo proyecto nace con el nombre de Icaro. Con el paso de los días y en un viaje del Fer a BA, descubrímos que Icaro era el nombre de una disquería importante, así que, descartado ese, surgió por mi afición a las historietas el nombre de un personaje de una tira de Moebius: Arzak. El Tato no tardó en tirarlo al papel y salió un logo con una polenta impresionante desde su tablero. Con la idea de arrancar de otra manera, una de las primeras cosas que encaramos fue comprar una batería, para no tener los problemas que habíamos tenido antes. Conseguimos una Caf modelo New Sonic, de cuatro cuerpos y con torres metálicas que estaba nueva, completa, sin parches rotos ni nada. No tardamos en comprarla, con sponsoreo de Sonia, la hermana del Tato. Así fue que nos trasladamos a la que sería la sala de ensayo por excelencia durante la vida de Arzak que yo viví: el garaje de la casa del Tato. Todos los sábados, religiosamente, esperabamos a que el Nico, el padre del Tato, se levantara de la siesta para empezar a tocar. Los bocetos de temas propios se intercalaban con Escalera al cielo, tema fetiche de todos los ensayos, que nunca faltó hasta que los temas propios abarcaban todo el tiempo de ensayo. Aquello era mágico, nunca faltaban los amigos para aportar opiniones sobre los temas, y sobre todo, para vivir desde adentro todo aquello. Siempre cerrabamos el ensayo con una satisfacción tremenda, creo que crecíamos cada vez, y eso nos ponía contentos. La incondicionalidad de nuestros amigos perdia objetividad en las críticas y para ellos sonábamos tremendo. El término de la sesión siempre daba paso al programa nocturno, siempre haciamos algo, todos, todos juntos. A pesar de que casi ninguno estaba en pareja y existía avidez por salir con alguien, muchos programas se deshacían en pro de la salida a comer un lomo o tomar una cerveza con los amigos eternos colgados (entre los que me contaba) Entonces la salida daba paso a la suelta de la fantasía del éxito como banda, de lo lejos que llegaríamos, y lo importante era que estabamos todos, todos todos todos!
Que nostalgioso que suena todo esto, pero es hermoso traerlo de vuelta por estos días que la cosa está más neblinosa que nunca. Ni en aquellos días de fines de dictadura o incipiente democracia golpeada con trasnochados milicos mal maquillados, imaginabamos que dificil sería volver a estar todos juntos. Por eso mis amigos, para todo aque que atesore un grupo de hoy cuarentones con panzas irrefrenables y plateadas sienes, que arrastra desde los quince por lo menos, no pierdan el tiempo, no pierdan el contacto y no pierdan los amigos. La vida no tiene marcha atrás y los viejos tiempos no vuelven, pero los nuevos no tienen por que ser malos.
Pero...me colgué. Empecé con el grupito y seguí con el grupete...una cosa va intimamente ligada a la otra, son indisolubles, sin uno no hubiese existido el otro, así que no va a ser fácil separarlos, y siempre van a ir juntos.
Era imprescindible empezar de esta manera. El resto de la historia continuará más adelante.

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