Una pausa en la locura diaria de la inseguridad: domingo a la siesta y Lucía se zambulle en las montañas de arena que esperan ser pared más tarde, junto a sus amigas en el inicio de una tarde de juegos interminable. Está experimentando lo que nosotros a esa edad vivíamos con tanta naturalidad en nuestros respectivos barrios. Una alegría como padres, sin la onerosa inversión de tener que vivir en un barrio privado.
2 comentarios:
que loco que nosotros jugábamos en la calle a cualquier hora... qué alegria que de vez en cuando se pueda repetir.
un abrazo
EXCELENTE FOTO!!
Lamentable que parezca una rareza...gracias por lo de la foto!
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