jueves, 26 de febrero de 2009

La foto, y como involucrarse casi sin quererlo.

Mi llegada a la fotografía es casi una decantación de varios factores que hacen que, tarde o temprano, terminara cayendo en la fascinación por ella. Cuando era muy chico, mi papá, entre los diversos oficios que tuvo, fue fotógrafo. Trabajaba con otro fotógrafo más, como de asistente más bien, para una revista de automovilismo, se llamaba Coche a la Vista y tenían un programa de radio también, famoso por las transmisiones radiales de los grandes premios del TC. Anyway, la cosa es que, podríamos decir que es la primer influencia que recibo en cuanto a esto de la foto: recuerdo haber jugado con el estuche de su Voigtlander Bessamatic como si fuera una cámara cuando era niño, y de coleccionar sus fotos de autos y tratar de reproducirlas en dibujo. Recuerdo también que esa cámara nos acompañó toda la vida, y en alguna ocasión intentó enseñarme algo de como usarla, pero me resultaba dificil de entender...Con el tiempo me interesó cada vez más, pero los intereses de adolescente se mezclaban con otras cosas (basta ver este blog y entenderán de que hablo), así que quedó en un rincón hasta que empecé a trabajar en Free Lance, estudio de diseño donde también se hacía algo de foto. Ese mismo año conocí a Diego Bromberg, que estaba metido en el tema y él fue quien retrató a Arzak en su corta vida. Como con él seguí en contacto al año siguiente en diseño, en la Facultad, así que hice bastante foto con él, A mediados de ese año el padre le regaló una Nikon 301 AF, que era una nave para esos días. En una fiesta que hicimos en su casa tiré un par de rollos con esa cámara, que los procesamos en el labo de su casa, y después para un encierro de dos días en la facultad también hice lo mismo. Ya sabía que quería hacer fotos. Pero no fue hasta dos años después que, con la Voigtlander de mi padre empecé a experimentar un poco. Ese mismo año, con la mira puesta en volver a Mendoza, compré mi primera cámara: una Pentax SP1000 con un objetivo Vivitar zoom 28-200 f:3.5-5.6 y el normal Takumar 50 f.1.8. Con esa cámara hice mis primeras fotos creativas, algunas que conservo con mucho cariño, pues son buenas fotos. Tal vez la suma de la pasión más la falta de prejuicio por la falta de marco teórico hizo que alguna de esas tomas sean hoy, para mí, grandes creaciones.


Ese equipo lo tuve varios años, hasta perderlo en un robo. Lamenté muchísimo esa pérdida, y tuvieron que pasar dos largos años hasta volver a tener equipo. Esa vez le compré una cámara a mi amigo Darío, de Córdoba, tal vez otro de los responsables más directos de mi interés por la foto. Me quedé con una Vivitar V2000, con montura bayoneta K, con un 28 mm, un normal 50 mm y un 200 mm. Al poco tiempo anexé al equipo un Hanimex 400 mm f: 5.6, que me regalé para mi cumpleaños número 29. Otro equipo que viajó a todos lados conmigo. Hice muchos retratos de amigos y experimenté mucho con el blanco y negro de la película Ilford XP2 de revelado C41, y pruebas con un prolente fisheye, filtros de colores y cosas rayando el abstracto, manchas y colores planos. Haciendo un trabajo para Falabella con esa cámara, usé mi primer Canon, una A1 con winder, con un 70-210 Canon. Con esa cámara viajé a Córdoba a hacer unas fotos que terminaron en la revista GeoSport, de un evento de mountainbike.


Allí me crucé con un amigo que sacaba fotos para un banco de imágenes y tenía un fierro infernal: una Nikon F4 con un 300 f:2.8. Soñé varias noches seguidas con tener algo así. Cuando dejé mi trabajo en la agencia, pensé en hacer algo con fotografía, asi que me puse en campaña de cambio de equipo. Vendí mi camarita manual y me compré una Canon EOS 1000F con un normal 50 mm y un zoom 35-80 4-5.6. Entonces empecé a ir a las carreras de bicis a sacar fotos y después venderlas a los bikers. Así fue que la gente de Stylo me compró unas fotos para la revista GeoSport. Mis amigos de las motos pronto vieron la posibilidad de trasladarme al mundillo del motocross y hacer fotos allí. Así que para allá partí y también salieron fotos lindas,


y el negocio caminaba bastante bien. Con la demanda de trabajo se me hizo necesario agregar a mi equipo un segundo cuerpo Canon, un EOS 650, mas pro que la 1000, y un zoom tele Tokina 70-210 y además un flash Canon EZ 300. Durante un buen tiempo vivi de la fotografía, hasta que el diseño me absorbió el tiempo que hasta ahora tenía libre para hacer las fotos y fuí dejando de a poco. Pasaron un par de años y vendí el equipo Canon y estuve sin cámara propia un buen tiempo. Cuando nos enteramos que Lucía venía en camino decidí que no podía faltar una cámara en casa.


Entonces compré mi primer Nikon, una F50, cuerpo sólo, al que tuve que agregarle, en principio, un normal manual Nikon serie E que no permitía que funcionara el fotómetro. No sé como aparecí en el local de revistas usadas de un chico llamado Néstor (nada que ver con el de las bicis), quién tenía un muy buen equipo Nikon consistente en una F3, una N70 y una F4, y varios objetivos. El me dijo que pensaba deshacerse de alguno de ellos y le compré un Nikkor AF 70-210 f:4. Luego compré un 35-70 AF para completar el rango de distancias focales. Entretanto siempre iba a lo de Néstor a ver sus cosas. Su psicología inversa funcionaba bien conmigo, pues cuando iba a buscar algo con la plata, me mostraba otro objetivo y me decía. este no lo vendo. Así le terminé comprando un 500 f:8 catadióptrico...y la preciada F4. Había llegado al sueño que había soñado hacía cuatro años antes en Córdoba! Por último le compré un normal 50 f:1.8 y un monopie Manfrotto,


y su F3 terminó en manos de una amiga que empezaba a estudiar foto en el ECA. De pasar a ser un objeto de lujo en casa, pronto el equipo comenzó a generar su amortización. Con él hice fotos casi durante un año a los Criadores de caballos criollos en distintos eventos,


hacía fotos para una agencia donde trabajé y hasta cubrí una visita de Carlos Reutemann a la Bodega Catena! De a poco fuí mejorando el equipo a algo más pro: el 70-210 lo cambié por un 80-200 f:2.8, compré un angular 24 mm f: 2.8 y cambié mi flash Nissin por un flamante Nikon SB 28. El trabajo también iba a la par: empecé a trabajar para la revista Motos Mendoza, trabajo que se prolongó durante un año largo, hasta la crisis del 2001.


Con el corte del trabajo por la desaparición de la revista, pasé a tener mucho equipo parado en casa, sumado a que emepzaba a cobrar un auge imparable la foto digital con la aparición de las primeras reflex digitales de objetivos intercambiables. En poco tiempo mi maravilloso equipo se volvió obsoleto. Mal asesorado, me deshice de todo él en una sola venta a las apuradas, por miedo a quedarme con algo que no sirviera más. Hoy, que puedo contar con una hermosa Nikon reflex digital gracias a haberme insertado nuevamente con algunos trabajitos extraño y lamento haberme desprendido de todo mi equipo, ya que algunas cosas, como los objetivos, los podría seguir usando sin ningún problema. Pero bueno, eso ya es historia.

3 comentarios:

Richard dijo...

Querido Pit, muy buen artículo. Pero tengo una premisa,trato de no hablar de lo que no sé. (con respecto a dar opiniones en tu blog)A pesar que me gustan apreciar los resultados del proceso fotográfico.

pit dijo...

Gracias Richard! Aprecio tanta sinceridad en el país de la opinología institucionalizada. Una clave fundamental para reconocer a los amigos.

mantresd dijo...

Querido Pit, soy un celeste que hace tresd, che no encuentro tu correo por ninguna parte, se lo he tenido que pedir al que habla con imagenes, la loca de pelo blanco.
Un abrazo hermosas las fotos.

Mantresd