martes, 25 de noviembre de 2008

Bares: apuntes y otras consideraciones.

El tema del otro post da que hablar largo. Me hace pensar en si no he pasado mucho tiempo en los bares, en los cafés. Si , lo confieso, es así. Por eso es que por ahí me asalta la necesidad de clavarme un cortado a las 11 de la mañana SOLO. Es una vuelta a los días en que por ahi la soledad no era una elección y uno se acercaba a uno mismo acurrucado en una mesa de un café. En los cafés concreté la idea que me dió vueltas por mucho tiempo acerca de que debiera escribir. Así que no quiero dejar pasar algunos apuntes sueltos que no entraron el otro día.
De arranque: en Lavalle, en el extremo suroeste de la Villa Tulumaya estaba el bar de Chacho. Era bar, pool y peluquería. Todas las mañanas iba con Víctor muy temprano antes de que cada uno de los dos empezara su jornada laboral. Para mí: un café y un Tatín, para él: un sanguche de salame y una cerveza...eran las ocho de la mañana.
Un fin de semana, más precisamente el domingo, estabamos dando vueltas por el centro Tato, Fer y yo. Como de costumbre andábamos sin un mango. Es decir: no había plata para gastar en nada pero yo tenía 10 pesos (que era como tener 100 ahora) que Victor me había dado para comprar un repuesto para la moto. Yo seguramente debo haber hecho el comentario acerca del dinero, ya que Fer me dice: tenés que comprar ese repuesto para la moto? en lo de mi viejo hay de esos a patadas! Como un amigo que confía en la palabra de otro amigo, le digo: OK, entonces comamos algo con esta plata y mañana a la mañana buscamos el repuesto en lo de tu viejo. Fuimos al bar Torombolo de la calle San Juan y nos comimos unos lomos, gastando hasta el último centavo. Al día siguiente, según lo planeado, fuimos hasta el taller del padre. Cuando ve el repuesto me dice: si tengo un montón de esos, pero todos que giran a la izquierda, y ese es de giro a la derecha...me quería morir. Tuve el orto de encontrar una casa de repuestos que, no sólo tenía lo que buscaba, sino que me lo cambiaron derecho por el que traía yo...
Casi un mito urbano: con amigos en Chile, saliendo una noche con unas locales, finos y delicados pedimos unos tragos...y uno de nosotros una hamburguesa. Cuando el mozo se acercó con la hamburguesita tipo cajita feliz, nuestro amigo la vio y le dijo: me traés tres más?...y se fue el romanticismo a la mierda.
Para tener en cuenta: las mozas mujeres no te tratan bien porque están puestas con vos...se dieron cuenta que la mejor manera de mantenernos a raya es siendo simpáticas, así los flacos se emboban y dejan propina seguro.
Sin tener que ver con los bares, pero sí con la atención al público: cuando vas al banco a pedir un préstamo, los empleados que te atienden no sacan la plata de su propia billetera, no...sépanlo, estén seguros de eso, y trátenlos en consecuencia.
Si me acuerdo de alguna otra, después la sigo...

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