Si en los noventas tuvimos el "privilegio" de acceder al maravilloso sonido de los unpluggeds, en esta época nos tendremos que bancar estoicamente las versiones "bossa and..." A diferencia de los unpluggeds, que dentro de todo nos dejaron algunas joyitas memorables (creería que en un principio tuvieron buena intención y todo), estas versiones son una nueva prueba de que la industria discográfica responde a la uniformización del gusto, de que todos escuchemos de todo, metidos en el mismo sonido, ritmo, cadencia, etc...así sea Floyd, Stones, Marley y compañía. Y de ahí partimos hacia las versiones reggetón, instrumentales de música de consultorio médico o de supermercado, o las "baby versions". Ni que hablar de los mal llamados tributos, en donde le hacen cantar a los más chotos versiones de temas de Zeppelin o de los Stones. Si Bonzo Bonham o Brian Jones se levantaran de la tumba, lo primero que harían sería acogotar a sus propios compañeros, por permitir que canten boludos que no están a la altura de las circunstancias ni un poquito.
Y bueno, es la maldita picadora de carne en la que se han convertido las grandes compañias de discos. Gracias a la tenacidad de los sellos independientes y al buen hacer de los músicos de verdad que pueden pilotear las producciones, tengo cada tanto el vértigo de esperar que salga un disquito nuevo, y descubrirlo tema a tema, y saber que elegiste bien y que tenés una banda favorita que no está refritando nada ni haciendo albumes de greatest hits...menos mal!
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