lunes, 19 de noviembre de 2007
Acerca de la cerveza
Algunas entradas atrás hice una suerte de alegato acerca de las motos y el oportunismo del verano. Pues bien, tenemos otro caso testigo del veletismo veraniego: los tomadores de cerveza. Resulta que ahora los ves, echados en las mesas cual bávaros frente a la Frieddschafenn Kanteen alzando los chopps...no, no es así. Los que tomamos - tomamos cerveza, le hacemos el aguante todo el año, me entendés? Porque, hay que clavarse una Schneider negra el pleno julio en un rinconcito de un drugstore...Además, ahora que toman todos, entran con ese tilinguismo traído del mundo del vino, que está es buena porque no se qué, que aquella tiene más gusto a cebada, que la artesanal de la concha de su madre, que la dicotomía entre las blancas o la negras. Flaco, aflojemos! si después de la segunda más de uno no distingue si es un maní muy duro o es el carozo de la aceituna de la pizza que nos comimos antes. Porque una cosa es tener preferencias, de hecho está bueno poder elegir...pero a no mariconear: sin llorar, si no hay Heineken o Iguana, no me traigas nada, traeme un Chardonnay...La cerveza no es para maricones, se toma siempre: en enero en una sillita de un barcito, o a la intemperie en agosto, al lado de una parrilla a las once de la noche. Por eso el Grupo de los Jueves hoy y siempre le dice SI a la cerveza todo el año. Y si no, seguí con el boludeo del vino y dejá la cerveza para nosotros, careton!
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