lunes, 17 de enero de 2011

El Dakar que pasó


Enero para mí es sinónimo de Dakar. Como cada año, especialmente estos tres últimos, sigo el desarrollo de esta carrera etapa por etapa. Esta edición tenía, para mi, el condimento de la gran participación argentina, en diferentes categorías. Y me sorprendió ver inscriptos gente de otras categorías que se embarcaron en esta aventura. Algunos me sorprendieron con agrado y otros no tanto, ya que llegaban al Dakar con una actitud un tanto soberbia, diciendo: si yo fui supercampeón en lo mío como no voy a andar bien acá...así les fue. El grado de deserción también fue alto. Es que no basta con la experiencia que se pueda tener detrás de un volante o un manubrio, por más impresionante que esta sea, si no se prepara el Dakar como lo que es: una competencia única. De que te sirve se el ultracampeón del motocross y colgar la moto en una goma todo lo que quieras si nunca corriste más que mangas de 15 minutos más dos vueltas...bajarte de la moto y tirársela a los mecánicos mientras te tomás un Gatorade...no papá, esto no es así. De que sirve ser el pendejo más picante arriba de una motito si nunca te pasaste tres días sin dormir largando y largando etapas? La única manera de encarar un Dakar es, básicamente, con humildad. Ningún piloto llegó al éxito encontrándoselo en esta carrera. Peterhansel, ultracampeón de enduro en los 80s y 90s, sufrió con la mecánica y la orientación varios años antes de ganar su primer Dakar. Després corría con motos de segunda mano para poder bancarse la experiencia y laburaba de mecánico en los vivacs antes de ser profesional. Meoni también hizo varios Dakar a su costo...y así siguen los ejemplos. No hace falta tampoco correr un montón de Dakar antes de llegar al éxito. Marcos Patronelli llegó segundo en su primera participación. Suerte de principiante? no señor, el tipo se clavaba 800 km. por día sobre el cuatri todos los días para entrenar. Desarma el quad con los ojos cerrados y le conoce todas las mañas. Ale también. Halpern es campeón de Rally Cross Country por segundo año consecutivo. Adonde voy: la cosa es la preparación específica y humilde del que empieza reconociendo no saber y buscando nutrirse de la experiencia de los demás y de todo lo que le puede aportar en su propio trabajo, su propio desarrollo. Por eso nadie se encuentra un triunfo o un podio en esta prueba. El Dakar es una carrera para inteligentes y apasionados, no para improvisados oportunistas que quieren hacerse ver que lo pueden todo. No es sólo cuestión de presupuesto. Ojalá les sirva de experiencia y el año que viene tengamos una participación argentina con pilotos aguerridos pero con la paciencia y el temple suficiente para una carrera única, como lo es el Dakar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que bueno tenerte otra vez en el ruedo pit! ya era hora viejo!
Te mando un abrazo