lunes, 29 de diciembre de 2008
El sueño del Dakar en casa
Supe por primera vez del Dakar cuando tenía quince años, en una nota que ví en la Radiolandia 2000. Una foto mostraba un bivouac en pleno desierto y mencionaba a Jackie Ickx, ex campeón de F1, participando con un Lada. Me soprendia la aventura, el hecho de que participe gente común, mezclada entre los corredores profesionales. Con el tiempo, cada vez que podía pescar algo (nunca tuvo mucha difusión en los medios) me enganchaba con la noticia que fuera: Carolina de Mónaco posando al lado de su Jeep Mercedes volcado al final de una duna, una dupla de argentinos corriendo con una Break 18 4x4 auspiciada por Carrefour y el palo de Thierry Sabine en su helicóptero en 1986. Cuando empecé a andar en moto siempre tuve esa inspiración que infundían los motoristas del Dakar. Así que para ese lado siempre apunté mi equipamiento y mi preferencia al elegir que moto tener o a que moto apuntar. Me interesé muchísimo, al punto de conocer la evolución de las motos a lo largo de años de la prueba, la participación de las terminales con los equipos oficiales,y fuí aprendiendo como era el tema de la navegación y el uso del GPS. La aproximación al sueño fue tener la SuperTènèrè personalizada como el que, a partir de esos días, sería mi ídolo dakariano: Stephane Peterhansel. Tuve un grupo de amigotes en moto tan delirantes como yo por el Dakar. Al punto de que uno de ellos quería que nosotros escribieramos a Sorpresa y Media para que el cumpliera su sueño de viajar a un Dakar. Cada una de nuestras salidas domingueras a algún páramo de la montaña era nuestra etapa maratón, los guadales eran el fesh fesh de Mauritania y las champas de coirón era nuestra "herb au chameaux"; La pampa del Leoncito nuestro Sahel, y las vías del Ramblón eran el ferrocarril senegalés. Todo giraba en torno al Dakar. Después de tener que vender mi querida Yam, a pesar de haberme tenido que bajar de las dos ruedas, nunca dejé de seguirlo, por los diarios, por internet o por la tele. Quiso el destino que en 2001 estuviese trabajando como fotógrafo para la MM y justo tocó ese año el Por las Pampas Rally acá en Mendoza. Allí estuve en la gloria, porque parte de aquellos temerarios que veía en las revistas surcando las arenas africanas, ahora estaban a un paso de mi casa! Hasta ese momento pensé que eso era todo, que mi deseo había sido tan fuerte que los había atraído hasta acá aunque fueran sólo una pequeña muestra. En 2006 cuando el Por las pampas viajaba a Chile convertido en Patagonia-Atacama, volvía a ver a algunos de estos monstruos y sus máquinas fabulosas, y nuevamente el sueño estuvo al alcance de la mano. Hasta hoy...a cuatro días de que arranque, nada más ni nada menos que en Buenos Aires, con record de inscriptos, con todos los grossos participando, con un marco de excepción, con tres etapas en Mendoza...el sueño se hizo realidad, por fin podré ver un Dakar.
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