Hace pocos días mi amigo Richard me acercaba la noticia de la intención de Lance Armstrong de retornar a la alta competición, y más especificamente, ganar un octavo Tour. Los motivos aparecen variados, según sus propias declaraciones él pretende usar su vuelta para capitalizarla en su ayuda a la lucha contra el cáncer, algo el lo que está involucrado desde su fundación Livestrong. Lo que si es certeza, es que el tipo se metió en el mountain bike como manera de estar en forma (y en el candelero) y ya se clavó dos carreras para su palmarés: un cross country local en Aspen, la Smuggler-Hunter Creek, y, en un equipo de tres riders la prueba de resistencia de 12 horas Snowmass, en Colorado. No se queda quieto este muchacho, así que no es de sorprender que sea la punta del iceberg de su preparación física para la tan mencionada vuelta a las carreras. Lo que es indudable es su condición de lucha, de competitividad y el ejemplo que significa ponerse un objetivo (real) y proponerse a conquistarlo, sin paradas intermedias. Cada uno tendría que bajarlo a su condición (de humanos, principalmente) y adoptar el criterio...no está mal, no? (foto: esmtb.com)
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